¿Qué es el síndrome de Tourette?
El síndrome de Tourette (ST) es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por la presencia de tics motores y vocales crónicos que causan angustia y deterioro funcional. Un tic se define como una vocalización o movimiento súbito, rápido, recurrente y no rítmico. Ejemplos de tics motores comunes incluyen parpadeo, sacudidas de cabeza o torso y muecas faciales. A pesar de que es popularmente conocido que las personas con ST suelen emitir palabras obscenas, los tics vocales más comunes incluyen sonidos simples como tarareos, carraspeo, gruñidos y chillidos, siendo menos frecuente la emisión de palabras o frases.
Conozco a alguien con tics, entonces, ¿Tiene síndrome de Tourette?
No necesariamente. Los tics son muy comunes durante la infancia, apareciendo en alrededor de un 25% de los niños de forma transitoria y desapareciendo sin más durante el desarrollo. El ST es un síndrome más complejo y ocurre entre un 0,1 y un 1% de la población general, siendo más frecuente en varones. A pesar de que puede ser crónico y perdurar hasta la vida adulta, existe una clara progresión hacia una disminución de los síntomas tras la pubertad y suele desaparecer o disminuir la gravedad en el 75% de los adultos. Además, se estima que más del 85% de niños con ST presenta uno o más trastornos del neurodesarrollo o psiquiátrico comórbido, siendo los más frecuentes el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
Con el paso del tiempo, los tics pueden variar y cambiar de forma y gravedad, e incluso reaparecer tras un periodo de tiempo sin ellos. Además, suelen exacerbarse por ansiedad y estrés o, por el contrario, pueden aliviarse por tareas mentales y físicas que requieren concentración, como hacer deporte o escuchar música.
¿Por qué aparece el síndrome de Tourette?
El ST depende de una combinación de factores biológicos y ambientales que favorecen su aparición. Tiene un fuerte componente genético que predispone a padecerlo. De hecho, es común que en una misma familia existan varios miembros con presencia de tics. Estos genes de riesgo parecen involucrar a los sistemas dopaminérgicos y serotoninérgicos. Por otro lado, existe una serie de factores de riesgo ambientales que se han asociado al ST, como factores pre/perinarales (consumo de tóxicos durante el embarazo, bajo peso, sufrimiento fetal, etc), trauma psicosocial grave, estrés diario recurrente (p. ej., burlas de los compañeros); Infecciones estreptocócicas recurrentes; y abuso de drogas.
Los mecanismos neuronales subyacentes responsables del ST actualmente no se conocen exactamente, aunque existen varios estudios que apuntan a la participación del circuito cortico-estriado-tálamo-cortical (CETC) en la fisiopatología de ST, así como de otras regiones corticales frontales y sensoriomotoras que guardan conexiones funcionales con éste.
¿Qué tratamiento se suele utilizar para el síndrome de Tourette? ¿Tiene cura?
Actualmente no existe un tratamiento que cure el ST, aunque sí existen terapias farmacológicas, conductuales y quirúrgicas que pueden ayudar a minimizar los síntomas, aunque en algunos casos resultan ineficaces y la enfermedad provoca una disminución importante en la calidad de vida, por lo que se hace necesario el explorar otras vías de tratamiento para el ST. Es en este contexto en el que surgen investigaciones sobre nuevas intervenciones alternativas que puedan mejorar los tics en estos casos más complejos, apareciendo hace ya varios años la estimulación magnética transcraneal (EMT) como una herramienta prometedora para mejorar el ST. La EMT es una técnica de estimulación cerebral no invasiva, que mediante la aplicación de pulsos electromagnéticos repetidos logra la neuromodulación (o modificación de la actividad neuronal) de grupos de neuronas y vías neuronales específicas, con el objetivo de lograr un mejor funcionamiento del mecanismo neuronal alterado. Algunos estudios preliminares en ST que han tratado de mejorar los tics mediante EMT repetitiva han mostrado resultados alentadores, especialmente sobre el área motora suplementaria (AMS), que gracias a sus conexiones con el circuito CETC parece lograr una modulación de éste, logrando una mejoría en los síntomas del ST y disminuyendo la gravedad de los tics sin producir efectos secundarios relevantes.
A pesar de que la eficacia de la EMT en esta enfermedad aún se encuentra en periodo de investigación, cada vez existe más evidencia científica que aporta información sobre las mejores dianas terapéuticas y frecuencias de EMT para una estimulación exitosa, por lo que es muy probable que en los próximos años esta técnica pase a formar parte del conjunto de intervenciones populares en el ST.
Autora: Dra. Paloma Álvarez de Toledo
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REFERENCIAS
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